Carlos Alberto López Veintimilla
Docente Investigador, Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad Central del Ecuador (UCE), Quito
calopezv1@uce.edu.ec | (593 9) 84773783
Juan Carlos Sandoval Vásquez
Docente Investigador, Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad Central del Ecuador (UCE), Quito
jcsandovalv@uce.edu.ec | (593 9) 93572079
Las ciudades latinoamericanas han experimentado procesos territoriales de crecimiento desigual e inequitativos, impulsados por políticas y teorías económicas neoliberales, nacidas por la crisis del estado desarrollista keynesiano, fomentando empleos precarios, políticas urbanas elitistas, privatización de servicios públicos, pérdida de áreas productivas y naturales, expulsión de personas (clases menores), modelos
territoriales que desconocen la heterogeneidad social y espacial, entre otros (Sabatini F. S., 2013). En este sentido, a pesar de tener instrumentos de planificación y gobiernos locales rectores de la política del suelo, los asentamientos humanos se han configurado con discursos ortodoxos, referido a los procesos de movilización, aglomeración y localización de factores que benefician al mercado inmobiliario (Abramo, 2011) y han generado territorios desiguales.
Desde esta perspectiva, se debe entender que el territorio siempre estará vinculado con el dominio, el poder y con el control de los procesos sociales, a través de distintos dispositivos de control (Haesbaert, 2013; Foucault, 2012). podemos ejemplificar que en América Latina la configuración del territorio se ha dado por la mezcla cultural, debido a su capacidad de albergar heterogeneidades, aunque muchas veces impuestas (Haesbaert, 2013). En este sentido, el territorio es la correlación más concreta del objeto marial físico, espacio, con una estructura compleja que es la sociedad, este carácter relacional configura el territorio, es decir la sociedad forma parte del espacio, por lo tanto, es indisociable.
Bajo esta perspectiva, los procesos de configuración territorial, se han caracterizado por el aumento descontrolado y no planificado de la mancha urbana que han generado procesos de periurbanización, suburbanización, rururbanización y metropolización, caracterizados por la heterogeneidad de las poblaciones y la configuración desigual del territorio. Los altos indicadores de pobreza, elevados niveles de desigualdad y vulnerabilidad social, que según Galster & Killen acumulan desventajas y significa una reducida “geografía de oportunidad”, incentivando mayores segmentaciones socio-territoriales, al concentrar espacialidades híbridas (inequitativas)entre poblaciones urbanas-rurales, ricas-pobres, privatizadas, evidenciando la disparidad de oportunidades entre habitantes, incidiendo en una dicotomía entre un territorio homogéneo distanciado de la otredad.
Con estos parámetros se puede determinar que este proceso no solamente tiene problemáticas sociales como territorios segregados y cada vez más homogéneos, sino también problemas económicos, que devienen en la expansión de la ciudad impulsando el despilfarro de recursos y energía, al habilitar nuevos suelos, incentivando la movilidad, la especulación, el monopolio, los aumentos excesivos de la renta urbana y la plusvalía del suelo. Fenómenos que devienen en la poca accesibilidad al suelo, obligando a la población a adquirir bienes cada vez más costosos (endeudamiento), o abandono de territorios en la población menos favorecida.
En consecuencia, el objetivo de la presente mesa es debatir sobre los procesos de planificación, la heterogeneidad como factor determinante y principal potencialidad en los procesos de configuración territorial a través de las dinámicas sociales, variables sociológicas, las políticas urbanas, la acción colectiva (participativa) y la incidencia de la relación entre el mercado, el Estado y la sociedad.