Luz Haro Guanga
Secretaria ejecutiva
Red de Mujeres Rurales de Latinoamérica y el Caribe (RIMIG), Puyo
luzharog@yahoo.com | (593 9) 97749590
David Acurio Páez
Director de Vinculación con la Sociedad Universidad de Cuenca (UCUENCA), Cuenca
david.acurio@ucuenca.edu.ec | (593 9) 93572079
Esthefanía Cárdenas Torres
Encargada de Procesos de Fortalecimiento Organización Mujeres de Asfalto, Quito
esthefi.cardenas61@gmail.com | (593 9) 986866802
Mirar la ciudad como sinónimo de lo exclusivamente urbano puede ser limitante y equivocado. La ruralidad es elemento constitutivo y complementario de la vida urbana. La vida de las mujeres rurales ha sido casi excluida de los debates de ciudad y el derecho a la ciudad.
La compleja situación de las mujeres rurales del Ecuador, indistintamente de su edad, color de piel, credo poítico o religioso, es un tema que nos convoca, pues consideramos que su abordaje es un tema urgente y relevante a ser tomado en cuenta en el VI CEC y en diversos escenarios del quehacer de la vida social, política, económica, cultural y académica. Más aún en la construcción de una nueva realidad post pandemia Covid-19.
El trabajo incansable de las mujeres rurales ha contribuido al sostenimiento y bienestar de miles de familias, muchas de ellas con jefatura de hogar, quienes se han convertido, una vez más, en heroínas invisibles, trabajando sin salario, ni horario, ni subsidios,
ni seguridad social o la ventaja de aguinaldos. Las mujeres del campo han continuado labrando la tierra sobre todo las pequeñas productoras, incluso a riesgo de pérdida y sobrevivencia, han abastecido a sus familias durante los dos años de pandemia y han sido actoras y protagonistas de la soberanía alimentaria en cada una de las 24 provincias.
De otro lado, si miramos los marcos normativos y acuerdos internacionales, no son asumidos por los gobiernos de turno, toda vez que no logran aterrizar en políticas públicas que garanticen bienes y servicios de calidad ni acciones concretas para elevar las condiciones y calidad de vida de las zonas rurales y por ende de las mujeres y niñas rurales. Principalmente pequeñas productoras.
Basta darle una mirada al Primer Informe Sombra específico de Mujeres Rurales y campesinas del Ecuador (Sistema para la Investigación de la Problemáica Agraria – SIPAE 26 de octubre – 9 de noviembre 2020), claramente dice “Las mujeres rurales en el Ecuador: El país no cuenta con un sistema oficial que recoja información de forma desagregada, y considere la diversidad de las mujeres rurales, su adscripción étnica, rangos de edad, opción sexual, o regiones de residencia.”
Así mismo, según datos actualizados del INEC, el país cuenta con una población “de 17’510.643 habitantes, de esta cifra 8’844.706 del total de la población son mujeres (50,51%) y 3’093.856 habitan en zonas rurales (34,98%)”. De este porcentaje, al menos el 50 % seguramente somos mujeres.
El analfabetismo sigue siendo una constante y grave afectación ya que posterga la plena ciudadanía de las mujeres rurales y la exigibilidad de derechos e igualdad de género y oportunidades (ODS 1, 2 y 5).
La disminución de brechas debe ser responsabilidad de las instancias gubernamentales, academia, cooperación internacional, para disminuir la pobreza y pobreza extrema en las comunidades rurales y como un acto de reconocimiento a su aporte a la economía nacional, que en Ecuador representa cerca del 9% del Producto Interno Bruto.