Las centralidades son espacios multifuncionales de diferentes escalas, con un rol definido, que atraen personas y bienes, y en donde se producen intensos intercambios colectivos, por tanto,la planificación de nuevas centralidades es una oportunidad para equilibrar el desarrollo de ciudades que aún están en proceso de consolidación.

Las ciudades tradicionalmente se han desarrollado en torno a un centro que aglutina actividades administrativas, financieras, comerciales y simbólicas. Sin embargo, el crecimiento urbano expansivo de las últimas décadas ha superado las expectativas de planificación, provocando el aparecimiento de nuevas centralidades que se ubican en zonas contiguas al centro tradicional mientras que grandes extensiones de la ciudad permanecen monofuncionales, desarticuladas y desprovistas de servicios, equipamientos e infraestructuras.

Como ejemplo de este fenómeno se puede mencionar a las ciudades intermedias latinoamericanas, que en las últimas décadas han crecido horizontalmente, pero con bajas densidades, manteniendo la tendencia hacia la centralidad nuclear, misma que empieza a desbordarse y que se refleja en zonas altamente congestionadas. La localización de servicios y equipamientos concentrados en la centralidad urbana tradicional y zonas aledañas representa altos índices de desplazamiento motorizado generando problemas que se traducen en pérdidas de tiempo y productividad, contaminación ambiental y menos oportunidades para quienes viven en las periferias.

La Agenda 2030 promulgada por la ONU en 2016 planteó la aplicación de Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) a nivel global, como una herramienta de planificación para que los países y las ciudades reconduzcan su camino hacia un desarrollo sostenible. La sostenibilidad se ha convertido en un factor importante en las decisiones técnicas y políticas, por tanto, es pertinente determinar las líneas de trabajo a desarrollar para alcanzarla. Desde esta perspectiva de sostenibilidad urbana es pertinente estudiar las sub-centralidades urbanas espontáneas, en proceso de formación así como las planificadas y su relación con las dinámicas sociales y las economías de aglomeración. A partir de su caracterización y análisis se podrá identificar estrategias de planificación para el fortalecimiento de redes urbanas que permitan el óptimo desarrollo de las ciudades basado en la eficiencia y la resiliencia.